miércoles, 15 de julio de 2009

Visión PO-ética II

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Construidos en la aldea de los astilleros del Mar de la Austeridad,
Uno a uno, fueron navegando alejándose de su puerto de montaña,
Rumbo a lo desconocido, abriéndose paso a la prosperidad,
Barcos de roble y castaño, con la única vela de un nuevo mañana.

Conformados con proas y mástiles de la alta Zamora,
Uno a uno, volvieron navegando, acercándose a su madera,
Con la mirada fija, a lo que les creó su eslora,
Barcos de humildad y trabajo, de vuelta a su ladera.

Hasta siempre.
(Dedicado a mis abuelos, David, Eladio, Obdulia y Mercedes, al
igual que lo hago extensible a todas las personas que tuvieron que
abandonar sus raices para buscar un lugar mejor.)






Ya no soy aquella flor que dejaste,
al cuidado de la lluvía pasajera,
pues el tiempo hizo deshojarme,
de mi perenne paciencia rastrera.

Donde había pétalos, espinas de dolor,
donde el verde crecía, manantial acabado,
donde había amor, pétalos sin color,
donde había esperanza, verde apagado.







De lo que fue aquel atardecer abrazados,
se tornó en una esquina de la terraza de verano,
con un pantalón de pana, al lado de mi novia de antaño;
y del bol de fresas con natas, me topé
de frente a un plato de morcilla de Burgos, enfriado,
por el silencio de la erosión de los años.

domingo, 5 de julio de 2009

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