Veneno en los surcos
Y siento no haber sido capaz de mirar solo a mi ombligo,
pero prefiero ser fiel a mi mismo antes que verme contigo,
porque tendríamos que convivir por siempre yo y mi castigo,
y correría veneno en los surcos por todo mi campo de trigo.
Penosa espera de algo que a la vez he deseado y denostado,
de un futuro demasiado previsible en cuanto a lo amado,
ya que conozco su cosmología como si la hubiera redactado,
y es más de lo mismo, dentro del ciclo del amor habituado.
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