Es posible que las reivindicaciones tengan toda la razón y respaldo, como yo así lo creo, otra cosa muy distinta es que logre cuajar en esta sociedad, y por ende en la conciencia humana condicionada por factores en muchos casos implícitos en el código genético.
Yo voy a exponer aquí dos experimentos psicológicos, 'un modelo empírico', que revelan la casi probable derrota de esta revolución ; espero equivocarme totalmente y me alegraré de ello.
Un desagradable experimento que buscó medir la profundidad del odio en el corazón humano terminó afectando a sus investigadores tanto como a los sujetos control. El psicoanalista Philip Zimbardo dividió a sus participantes en dos grupos llamados "prisioneros" y "oficiales". Se realizó en una cárcel ficticia creada en el sótano de la Universidad Stanford. Los prisioneros fueron arrestados, desnudados, desparasitados y se les afeitó la cabeza, entre otros abusos. Los oficiales fueron premiados por haber cumplido satisfactoriamente con la tarea.
Al segundo día, los prisoneros se revelaron y la reacción de los oficiales fue rápida y violentamente brutal. En poco tiempo, los prisioneros volvieron a comportarse bien y con una obediencia ciega, mientras los oficiales disfrutaban de sus roles provocando y abusando de su situación. Esto pudo confirmar científicamente la idea de que los humanos guardan dentro de sí tendencias malignas. El experimento, que estaba previsto realizarse en 14 días, duró sólo seis debido al irracional incremento del abuso por parte de los oficiales.
2 Obediencia a la autoridad: Capacidad humana para la crueldad
En 1963 el psicólogo Stanley Milgram intentó comprobar la propensión de las personas para obedecer a la autoridad cuando le fuera ordenado lastimar o herir a otra persona. Para este momento, el mundo aún estaba tratando de entender que había pasado en Alemania durante la Segunda Guerra, que había causado tanto horror. A los sujetos de Milgram se le dijo que ellos serían "maestros" de un "aprendiz", que estaba secretamente dentro del experimento. Ellos debían darle descargas eléctricas al "aprendiz" si él o ella emitía una respuesta errónea. Peor aún, fueron obligados a elevar el nivel de la descarga si el "aprendiz" continuaba dando respuestas incorrectas.
Sin importar los gritos y llantos de los aprendices escondidos, los sujetos continuaron entregando fuertes descargas si se les ordenaba hacerlo por el experimentador de guardapolvo blanco. Continuaron, incluso cuando se les había dicho que habían dejado inconsciente a los aprendices. ¿La conclusión? Parece los humanos somos fácilmente manipulables para apartar consideraciones morales y éticas cuando somos ordenados a violarlas por la autoridad.
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